sábado, 31 de julio de 2010

El duendecillo y la niña del árbol


¿Cómo osas duendecillo a entrar en ese árbol que no es tuyo? Allí habita una dulce niña con un gran lazo en su trenza, que dedica con esmero su tiempo a llenar un tarro de miel. El duendecillo parece joven, tiene el pelo lleno de rizos de color caoba y lo esconde en un sombrero de lana, tiene los ojos como el reflejo del mar y una sonrisa pícara que le marca algunas arrugas. Además es muy sabio, cuenta fascinantes historias sobre las montañas y los ríos, y durante su relato no deja de rellenar con hojas secas de los arbustos su pipa de madera. Se encuentra como en casa, tranquilo, sonriente y sin dejar de anotar cosas en una libreta que saca del bolsillo.

La niña disimula su fascinación y evita la mirada de ese ser tan insólito. El pequeño duende sigue con la historia del pastelero del pueblo, un señor artesano de la repostería que le regala tartas y bizcochos para merendar. El duende sabio con gran descaro le ofrece probar uno de los bizcochos de yogur con azúcar glasé y ella no puede remediar probar un trocito.

Está tan rico que la niña hace caso omiso a su abuelo, que siempre le prohíbe conversar con extraños, y permite al duendecillo acercarse a la mesa de madera. Realmente ambos están disfrutando mucho de ese momento, ella ahora le cuenta las historias que conoce del mar y él sentado sobre los cojines la escucha con atención.

Continuará…

jueves, 22 de julio de 2010

Something in the way...



Something in the way she moves,
Attracts me like no other lover.
Something in the way she woos me.
I don't want to leave her now,
You know I believe and how.

Somewhere in her smile she knows,
That I don't need no other lover.
Something in her style that shows me.
I don't want to leave her now,
You know I believe and how.
 
You're asking me will my love grow,
I don't know, I don't know.
Stick around, and it may show,
But I don't know, I don't know.

Something in the way she knows,
And all I have to do is think of her.
Something in the things she shows me.
I don't want to leave her now.
You know I believe and how.


sábado, 10 de julio de 2010

El cartel más bonito del mundo


El otro día abrí la caja de mi colección de postales y encontré el folleto de una exposición a la que fui en Madrid en el 2006. Fui sola, con todo el tiempo del mundo y me dediqué a pasear por el centro, a pararme en los lugares que me dio la gana y a observar la ciudad. Ya sabía que había una exposición sobre el cartelismo modernista y entré. No había ni un alma, como de costumbre y la joven que los custodiaba me los dejo fotografiar todos. Los famosos de Toulouse-Lautrec: las bailarinas del Moulin Rouge, algunas prostitutas, algunas madammes y otras amantes…

Compartían sala con carteles de Ramón Casas, mil veces mejores, y no tenía ni idea que fue él quien diseñó la botella de Anís del Mono. Y resulta que para dibujar los bocetos del mono caricaturizó la cara de Darwin, a petición de los dueños de la marca, los hermanos Bosh, que estaban en contra de la teoría de la evolución.

Pero sin duda, nada que ver con los demás, estaba allí colgado el de los Cigarrillos París. Este cuadro me impresionó tanto que nunca me canso de mirarlo. En directo es perfecto, está pintado, parece con colorines de madera, y de cerca se ve cada trazo como si fuera improvisado.

A raíz de ahí he buscado un poco más sobre la historia del cuadro y sólo he encontrado que lo pintó por encargo para una marca de cigarrillos de Buenos Aires. Sacaron a concurso el diseño del cartel, él se presentó junto a otros 554 artistas por un premio de 1000 francos, pero finalmente quedó en quinto lugar porque los propietarios de la empresa, consideraban que no se resaltaba lo suficiente el nombre de la marca. Le mandaron una carta que decía:

“En cuanto a su obra, y sin que pretendamos hacer crítica de ningún género, pues nos confesamos incompetentes, le diremos que ha sido desde el primer día nuestra favorita; pero convenimos también en que la parte accesoria, o sea la rotulación, no se adapta a las exigencias del reclamo. El título queda confundido y casi imperceptible en el fondo gris del cartel”

No estoy de acuerdo! Sin embargo, en ningún lugar he encontrado lo más importante que me gustaría saber y que nunca descubrí, ¿quién era esa mujer del vestido rosa sentada en la silla verde con su bufanda de lana y sombrero negro?, o al menos, me gustaría saber en quién se inspiró para pintarla. Me encanta.