jueves, 27 de enero de 2011

Una noche en el calabozo


La oscuridad, esa oscuridad que no te deja ver nada y que a medida que pasa el tiempo se transforma en claridad y vas viendo siluetas. El hambre, tanta que parece que tus tripas se retuercen y llega un momento en que desaparece. La sed, te agobia y te estruja la garganta. El frío, grandes temblores a pesar de las mantas. El silencio, tan ensordecedor que no oyes nada, sólo el vacío y tus respiración profunda. La mente, que nunca para con sus pensamientos, lo más doloroso del mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario